Tras nuestro paso por Santiago (ver aquí), la aventura chilena continuaría con una visita a la colorida ciudad de Valparaiso. Situada en la costa, a unos 120 km de Santiago, la ciudad se expande desde el puerto hacia el interior por los numerosos cerros que como anfiteatro natural se levantan sobre el litoral chileno y que albergan a la mayor parte de sus 300000 habitantes.
Esta relación de Valparaíso con el mar se remonta a los primeros pobladores, los Changos, que se nutrían de las ricas aguas de bañan la esta costa. Después llegaron los españoles, y la convirtieron en escala marítima de sus barcos destino a la península y tras ellos llegaron los temibles piratas, saqueándola varias veces. En el trascurrir de los siglos su puerto fue creciendo a la vez que los asentamientos en sus cerros, hasta convertirse en la escala más importante de todos los barcos que atravesaban el cabo de Hornos durante el siglo XIX, con el consiguiente desarrollo económico. Días de gloría lejanos ya que en el transcurrir del siglo XX, Valpo (así la llaman) perdió todo su esplendor a causa del gran terremoto de 1906 primero, y con la apertura del Canal de Panamá en 1914.
Aún así la ciudad conserva un encanto único, especialmente su centro histórico, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Con edificios históricos y algún museo interesante, lo mejor de Valpo (web oficial de turismo) es sin duda pasear por sus laberínticas calles, vagar por sus coloridos cerros, subir sus empinadas escaleras y tomar sus renqueantes ascensores, mientras uno se embriaga con ese aire cargado de mar que inunda cada rincón.
